lunes, 3 de octubre de 2011

Nada

          Nada

No quedan señales altas
en que apoyar la esperanza,
ni gritos, ni voces claras,
ni el eco de la palabra
donde repose, descalza,
la brisa de la mañana.
Si miras al cielo ganas
duro contraluz de escarcha
y un dolor en la mirada
olvidadiza del alba.
Absolutamente nada
me dulcifica las ansias
de abrir esa ventana
por donde desangra el alma.
No quedan señales altas
donde colgar la nostalgia
o la azul rememoranza
de otros mares, de otras playas,
de otros remos, de otras barcas.
Estrellas abandonadas
en el espacio derraman
luces picudas y blancas
en madrugadas lejanas.
Miles de omegas sin alfas
pululan por las galaxias
en busca de una alborada
sin pájaros, solitaria.
El cielo es sólo añoranza
donde las gaviotas plasman
inconcretos pentagramas
de música desgarrada.
No quedan señales altas...
¡No queda nada en la nada!





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